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Qué Hace un Arquitecto (lo que NUNCA te habían contado)

Qué Hace un Arquitecto

A veces preferiría que no me pregunten a qué se dedican los arquitectos. A esta altura temo no saber responderlo con exactitud.

Más tiempo paso ejerciendo esta profesión y más dudo de la respuesta, porque me doy cuenta que lo que me contaron al principio ya no es tan cierto. Pero a fuerza de pensarlo, voy a tratar de ir armando un modelo de lo que es y qué hace un arquitecto…o algo parecido.

Perfil de un arquitecto

Algunos de los rasgos que suelen distinguir a los arquitectos: Bichos raros; mezcla rara de “técnicos y artistas”; obsesivos y perfeccionistas.

Si alguien pretende reconocer un arquitecto por la calle, seguro habrá motivos para hacerlo.

Por ejemplo, si vemos un hombre con sotana, no tendremos dudas que es un sacerdote; si vemos un tipo con delantal, sospecharemos que es médico; ¿y con el arquitecto qué pasa?

Características de un Arquitecto

Aunque no sea del todo comprobable, es posible que vayamos paseándonos por la vida con un “look básico”:

• Vestidos de negro, o en su defecto, de Jeans y camisa… o remera, pero siempre oscura
• Zapatillas acordonadas, en algunos casos de color para darle mas onda
• Bolso al hombro o con mochila
• Anteojos de marco grueso, de look retro y alternativo
• Pelada lustrosa, obligada o afeitada por pura elección
• Barba abundante, que hoy fue mudando a otra, prolijamente afeitada pero conservando un aire descuidado
• En reemplazo de la regla T y el tubo con planos (dónde habrán quedado!!), un celular adherido a la mano, listo para sacar fotos o revisar agenda (o sólo chequear       Whatsapp)
• Es posible que aparezcamos por la obra montados en una bicicleta, y allí el conjunto se cierra para que la gente termine diciendo: “allí va un arquitecto”.

Claro, que como toda generalización tiene sus excepciones. Puede que este sea un prototipo demasiado actual que nos esté dejando afuera a los que llevamos unos años en esto.

Chistes de Arquitectos (la gente es mala y opina)

Nos han acusado de varias cosas absolutamente sin sentido!!:

  • Que tenemos el ego muy inflado!, cuando en realidad no es que el ego sea grande, sino que el cuarto es muy chico!!
  • Que cometemos errores!, sin advertir que sólo intentábamos probar si los demás estaban prestando atención!!
  • Que no soportamos que nos vengan con una idea nueva, cuando acabamos de terminar el proyecto! ¡Como si alguna vez esto hubiera ocurrido!
  • Que somos un dolor de cabeza para los albañiles!, siendo que JAMÁS les hemos complicado la vida con un detalle constructivo difícil!!

La Carrera de Arquitectura

Años interminables de estudio universitario; noches en vela; cientos de litros de café, a la larga terminan generando “efectos nocivos” sobre la salud de un arquitecto.

Llevará más o menos tiempo descubrirlo, pero en algún instante los notaremos. ¿Te resulta difícil creerlo? Veamos entonces:

Estudiar Arquitectura: Primeras Desiluciones

Llega el momento en que tomamos conciencia que la Facultad de Arquitectura “nos quemó la cabeza”.

Un día comprobamos, no sin cierta dosis de resignación, que caminando por una peatonal, llena de gente y vidrieras, somos los únicos que vamos mirando hacia arriba.

  • Abstraídos por los remates de las edificaciones;
  • Alejados de toda realidad
  • Perdidos en vaya a saber qué detalle constructivo que en ese instante nos nublaba el pensamiento.

Se nos prepara como especialistas en el diseño de edificios de “uso corriente” como Hoteles, Aeropuertos o Centros Culturales!!, y todas esas cosas por las que se supone nos van a llamar.

Y al final de la historia terminamos desencantados con la gente, que se empeña en pedirnos que construyamos o reformemos su casa, básicamente porque no sabe qué hace un arquitecto.

Superado el primer “enojo”, seguimos en conflicto cuando comprobamos que el cliente es una persona de carne y hueso. Un sujeto muy distinto al programa de necesidades que nos dan en la facultad, que además tiene sus gustos propios, no le agradan nuestras “ideas vanguardistas”. Para completar el panorama de infortunios, cuentan con un presupuesto limitado que no nos permite “volar alto”.

Para Qué Sirve la Arquitectura

Obvio es que, ante nuestro desencanto, la gente termina preguntándonos: “¿pero ustedes no se ocupaban de hacer CASAS?”… En esa circunstancia uno se queda pensando que, si sólo se trata de casas, al momento de una crisis económica, más nos vale vayamos pensando en manejar un taxi.

Claro está que en el fondo no dejan de tener razón. Pero entonces: ¿qué hace un arquitecto?

Aunque la formación universitaria se empeñe en negarlo, una de las funciones de un arquitecto es “mejorar la calidad de vida de la gente». Y cuando lo pensamos bien descubrimos que la gente vive en CASAS, así que mejor será que vayamos asumiéndolo.

Obviamente, esto de mejorar la calidad de vida es un concepto mucho más amplio. Abarca también el diseño de otros espacios, pero,como concepto complejo, no es tan sencillo de andar explicándolo y encima esperar que la idea se entienda.

Ahora bien, si tanto nos cuesta contarle a la gente QUÉ HACE UN ARQUITECTO, tal vez sea porque en definitiva tampoco nosotros lo tenemos muy en claro.

Después de unos cuantos años trabajando en esto, creo haber llegado a algunas conclusiones, en algunos casos “inquietantes” pero reales, que me gustaría compartir con ustedes.

Qué Hace un Arquitecto (o a qué se dedica)

¿Alguien oyó hablar alguna vez sobre el Arquitecto y sus múltiples personalidades?

¿Quién dijo que cuando se contrata a un arquitecto se está contratando un solo profesional?

Ninguna persona es conciente que al levantar el teléfono para contratar un arquitecto está por convocar a una especie de “hombre orquesta” o “mini-especialista” en múltiples disciplinas que estará dispuesto a trabajar para resolver su problema.

En muchos casos ni siquiera nosotros, como arquitectos, tenemos conciencia de este hecho hasta que nos enfrentamos (de cara contra la pared) con el verdadero ejercicio de la profesión. Imaginen entonces la pobre gente!

que hace un arquitecto
El arquitecto y el trastorno de personalidades múltiples

Es así que con el correr del tiempo asistimos al curso acelerado que nos lleva a transformarnos en una mezcla rara de especialistas en múltiples profesiones que Si o Si deberemos asumir si pretendemos vivir de lo que estudiamos.

Las Distintas Ramas de la Arquitectura

Seguimos tratando de desentrañar qué hace un arquitecto al final de cuentas. Veamos entonces; por preparación académica somos:

Constructores:

En la carrera de arquitectura nos preparan para construir; para darle forma concreta a una necesidad y por tal debemos entender cabalmente de técnicas constructivas que permitan materializar esos espacios.

Artistas:

Según una definición de arquitectura, se supone que es“el arte de diseñar edificios y espacios…,usualmente con la consideración de aspectos estéticos”. De acuerdo a estos conceptos queda claro que aunque no lo asumamos debemos ser “artistas” para hacer de lo construido algo agradable.

Todo esto, claro está, de acuerdo a lo que se supone que se estudia en la carrera de arquitectura.

Ahora bien, lejos de lo que la mayoría suele imaginar, por ejercicio laboral nos transformamos en:

Sicólogos:

Como arquitectos es fundamental aprender a escuchar. El momento de recibir el encargo del lugar que se quiere habitar suele ser una especie de “catarsis” en la cual los futuros clientes nos cuentan sus necesidades, sus fantasías y su particular forma de ver las cosas.

qué es ser arquitecto
El arquitecto sicólogo

Como la información no siempre viene tan clara, uno debe tratar de apropiarse de todos esos datos, interpretarlos y decodificarlos, para volcarlos en una idea dibujada. El consultorio se cambia por el estudio de arquitectura; el diván es reemplazado por un escritorio… pero el resto es más o menos lo mismo.

Médicos:

El “enfermo” suele ser un hecho construido (digamos, la casa) que es puesta a nuestra consideración por un propietario preocupado por su estado. La “dolencia” puede tener que ver con lo constructivo (manchas, grietas, humedad) o con otras falencias, como falta de espacio, luminosidad, funcionalidad, etc.; y la “terapéutica” que propongamos dependerá mayormente de un acertado “diagnóstico”. Palabras más, palabras menos.

Contadores:

Llevar adelante y con éxito una obra de arquitectura implica saber balancear finamente variables constructivas y fundamentalmente económicas. La idea más brillante que no cuenta con recursos para ser llevada a cabo pierde todo su brillo y termina por opacar nuestras ilusiones.

El arquitecto debería ser algo así como un guía financiero que en base a la realidad económica con que nos mueve su cliente, pueda guiarlo a soluciones posibles. Lo demás serán sólo “castillos en el aire”.

Jueces:

No siempre los pedidos vienen consensuados.

En ocasiones nos transformamos involuntariamente en árbitros de una disputa familiar en la que nos ponen en papel de jueces, dirimiendo cuestiones sobre las que no se ha alcanzado mucho acuerdo. “¡Explicale vos a éste que lo que quiere hacer es una barbaridad”!…, y uno trata, no sólo de encontrar la mejor solución, sino también las palabras adecuadas para no herir susceptibilidades.

No se trata de estar en contra o a favor de nadie sino de sacar adelante algo que les sirva a todos…, aunque en el camino siempre haya alguno que quede con cara de…. pocos amigos.

Sacerdotes:

El momento de elegir colores (por ejemplo), suele ser uno de los más ingratos de la profesión. Los propietarios esperan ansiosos que el “sacerdote” (en este caso el arquitecto) eleve su mano al cielo y por obra y gracia del Espíritu Santo, ponga claridad sobre ese oscuro momento y elija el color “divino” que conforme a todo el mundo, sin tomar conciencia que ese color todavía no fue inventado!!!

a que se dedica un arquitecto
El arquitecto inventando el color «divino»

A la luz de más de una expresión, uno intuye que luego de la elección podemos pasar rápidamente de ser considerados Sacerdotes a “Paí Umbanda”.

Directores de Orquesta:

La obra de arquitectura suele ser un “concierto” de voluntades puestas a “interpretar” lo que mejor saben hacer, en pos de lograr que la “sinfonía” final suene como una “melodía” agradable.

Dicho en otras palabras, allí convivirán albañiles, pintores, yeseros, electricistas, plomeros, cloaquistas, techadores, y demás obreros afines, cuyo trabajo es dirigido por un arquitecto que en todo momento, deberá asegurarse, no sólo que cada uno esté en el lugar indicado y en el momento preciso, sino que además hagan bien su trabajo,… cosa que uno quisiera que se consiguiera tan fácilmente como agitar al aire una batuta.

Bomberos:

El reparto anteriormente mencionado es a la larga un conjunto de seres humanos, con sus historias personales y sus días “especiales”; básicamente compuestos de “materia combustible” a punto de “arder” ante el menor roce.

Si a eso le agregamos un propietario al final de la obra (con poco dinero y pocas paciencia), no es extraño que debamos movernos como bomberos para evitar que salten “chispas”, o peor aún, para “apagar las primeras llamas” antes que el “incendio” nos lleve a todos puestos.

Adivinos:

Cambiemos las líneas de la mano por grietas y la borra del café por las manchas de humedad; se supone que solamente con un vistazo estamos en condiciones de afirmar por qué se produjeron esas grietas (pasado), qué hacer para solucionarlas (presente) y qué caminos seguir para que no vuelvan a aparecer (futuro); todo esto sin una bola de cristal y al costo de una consulta que difícilmente logremos cobrar.

que hace un arquitecto
El arquitecto y su bola de cristal

Manosantas:

Por lo general llegan a nuestras manos casas o espacios “cargados” de problemas (funcionales y constructivos) que deberemos “descargar”. La “fórmula mágica” comúnmente es un proyecto de arquitectura bien pensado y mejor llevado a cabo, que por lo general suele tener mejor efectividad que cualquier “pócima”.

Magos:

Como en cualquier especialidad puede que conozcamos algún arquitecto cruza de “ilusionista” con ladrón de “guante blanco” que haya podido robarle a la gente su tiempo, pero en general se nos ve más a menudo proponiendo “trucos” creativos o sacando “conejos de la galera” a la hora de buscar soluciones cuando ya habíamos perdido la esperanza de encontrar un “as en la manga”.

Payadores:

Wikipedia mediante, el payador es aquel artista musical que improvisa un recitado en rima acompañado de una guitarra. ¿Qué tiene que ver esto con saber qué hace un arquitecto?

Para ser sinceros, suele llegar ese fatídico momento en que luego de haber intentado lo posible y lo imposible para solucionar un problema, no sin resignación, tomemos la guitarra y desgranemos nuestros mejores versos, en un improvisado recitado plagado de tecnicismos y palabras complejas, sólo para ocultar que se nos acabaron los argumentos.

Quien no haya estado en ese lugar que arroje la primera piedra.

En rigor a la verdad, llegar a incorporar esta verdadera ensalada de especialidades es un proceso que requiere paciencia.
Uno invierte buena parte de su vida productiva:

  • Varios años de carrera, sólo para empezar a entender esto de proyectar y construir
  • Y el resto de nuestra vida útil como arquitectos, para terminar de asumir que, al final de cuentas, acabamos siendo “carne de diván”, afectados seriamente por un trastorno de personalidad múltiple, del que seguramente NUNCA NOS RECUPEREMOS.

Para el final, sólo por si hiciera falta la aclaración:

Contenido no apto para “puristas o académicos” que no estén dispuestos a aceptar que el humor bien entendido, empieza por casa 🙂

Arq. Marcelo Seia